Pienso, en mi sillín junto a la barra,
es decir, desde el lugar menos político posible
que las pelusas y los pelos
como las modelos y los futbolistas
son buenos tapones de conciencia
para impedir que se vaya la mierda.
Pienso que como una hernia
O un desgarro –para
parecer más poeta–
Lo político ha extraviado
La medida de su peso
Ya no se podría hablar de:
“las posiciones de la izquierda”
Al decir del antiguo reparto
Del abecedario de la guerra fría.
Podríamos hablar siúticamente de
performances, pero a la mierda
yo voy a decir “poses” porque
la línea político-espectadora del bar,
que no me justifica, verifica el origen
de mis palabras. Elija usted.
La pose de la autodenominada izquierda entonces
social-demócrata hasta la médula sin pan
no para de rascarse con las uñas
de un pueblo que ya ni siquiera está
–como gusta decirse–: “desarticulado”
ni agrietado o fracturado incluso –para
parecer menos poeta– sino quebrado
y no en dos partes sino en otras tantas
que se te deshacen en la lengua
antes de poder nombrarlas.
Por otro lado está la pose de los citadino-capucha
Y los digo mal, sin ese, a propósito
Para unificarlos, a ellos, los del
Pensamiento rápido-iluminista
Que usan su palabra en las asambleas
No como molotov sino
como balde de agua fría, con harina.
Allí van otra vez, re-produciendo intervenciones
Jugando a los soldaditos de plástico
Intentando pintar en su selladas bocas
La ancha palabra del Sub y del Comandante
Los mismos que cuidan a los que transan la merca
Creyéndose la punta, afilada por la rabia,
del dolor comunitario, buscando rescatar
a un pueblo que nunca pero nunca
les extendió la mano, dejando el rastro
para que la lacri de los poli no deje
soñar a los brocacochi de la pobla.
Los dentre medio, los autodenominados deapié
Engordan fabulosamente comiendo la mierda
del noticiero, comprando chelas y super 8
en las marchas, rascándose el culo
con el control remoto y de pasó
metiéndoselo un poco, para no perder la costumbre.
Es cierto, simplifico figuras
Pero es que a los autodenominados políticos
Les falta, no embarrase los suecos, ni arremangarse
sino correrse unos kilómetros de su montaña
recordar que como los fósiles de dinosaurio que ya son
les toca hablar sólo si el presente los interroga
Y a los citadino-capucha, dense un paseo por la selva
O si quieren yo les hago recorrer algunos bares
pa que cachen un poco que morder la mano
del esclavo que nos violenta ayudando al patrón
no le da de comer a una familia –o mejor,
para parecer menos retórico–, no emancipa
“compañero”, es una justificación más
de la violencia que es muda y contraria
a la igualdad y la libertad que reivindican.
Y como la emancipación quiere
ser una de las claves de hoy
De algunos al menos, o,
-pa tirarme una flor con forma de piedra
la mía, que soy algo así como
un espectador sublenguado
Les diría a los ciudadano-cosumidores que huelan
su control remoto, que lo limpien con el The Clinic
La Cuarta, La Tercera, La Segunda y la primera
mierda de todas: El Mercurio (Y por supuesto,
el resto de los dispositivos discursivos
que les mueven el culo para contarles la realidad)
Y que los devuelvan a la basura
Que se miren en el reflejo pero no de la tele
sino de la ventana, o mejor, en el de los ojos
de sus hijos, de sus vecinos, y se den unas vueltas
Que escuchen y exploren sus sentidos, a ver si
les surge un poquito de pensamiento crítico
y de memoria, que son la únicas herramientas
capaces de sacarles el corchete del cerebro
que los pone obesos y con una hernia
que sólo permite ensanchar
los límites deste desierto